RSS

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La música como terapia

Resulta que va a ser cierto eso de que la música amansa a las fieras...aunque quisiera hablar de ello en otro sentido: más bien que la música amansa los monstruos que a veces torturan nuestra mente. Todos sabemos que cuando escuchamos algo que realmente nos gusta, el poder de esa melodía, canción, sonido o música en general, nos reconforta e incluso nos transporta o induce a distintos estados sensitivos de ánimo (por no decir que nos hace viajar a recuerdos del pasado, pero eso es otra historia).

Pero nunca pensamos en el poder terapéutico de la música (y no estoy hablando de nada zen  ni new age ;P). Ayer me di cuenta de ese poder. Durante toda la tarde no tuve en mi cabeza ni una sola preocupación, ni tristeza ni recuerdos...simplemente la nada. Concentración absoluta. Eso es debido a que al intentar tocar un instrumento, todos tus sentidos y tu cerebro de repente hacen como si un haz de luz que va a todas direcciones chocara con un embudo si se concentraran en un solo canal de luz. Se consigue un aislamiento mental que pocas cosas consiguen. Es más, pareces sentir que nadie más existe en este mundo.

Por eso he decidido lanzarme a aprender a tocar un instrumento (se me ocurren varios). Algo que sea orgánico, natural, que vibre y cuyo sonido se clave en las entrañas. Algo como la voz humana que te toca y deja un surco (de eso saben mucho en la Escuela Coral de Madrid ;-)

Tengo ilusiones que parten de muy dentro. Creo que va a salir bien.

P.D. debo dar las gracias a las personas que me lo han mostrado.

0 comentarios:

Publicar un comentario