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viernes, 15 de febrero de 2013

Memoria da noite

Luar Na Lubre


  Cuando era joven, estaba enamorada de la cantante Rosa Cedrón. De hecho, conservo un autógrafo suyo. ^^

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando eras joven? Eres joven y lo seras siempre Lady E..., digo, Ferade.

Ferade dijo...

Lady Eleine feneció cuando llegaba a las puertas de Camelot y al igual que Lord Tennyson relató en su famoso poema sobre aquesta dama:

"...en la oscura extensión río abajo
-como un audaz vidente en trance,
contemplando su infortunio-
con turbado semblante
miró hacia Camelot.
Y al final del día
la amarra soltó, dejándose llevar;
la corriente lejos arrastró
a la Dama de Shalott.
.
Yaciendo, vestida con níveas telas
ondeando sueltas a los lados
-cayendo sobre ella las ligeras hojas-
a través de los susurros nocturnos
navegó río abajo hacia Camelot;
y yendo su proa a la deriva
entre campos y colinas de sauces,
oyeron cantar su última canción
a la Dama de Shalott.
.
Escucharon una tuna lastimera, implorante,
tanto en alta voz como en voz baja,
hasta que su sangre se fue helando lentamente
y sus ojos se oscurecieron por completo,
vueltos hacia las torres de Camelot.
Y es que antes de que fuera llevada por la corriente
hacia la primera casa junto a la orilla,
murió cantando su canción
la Dama de Shalott.''
.........................

No os preocupéis ser anónimo, encontré sus restos y los enterré en el lugar más hermoso que encontré: una frondosa foresta llena de agua y rodeada de un muro vegetal tan fortificado que ya es prácticamente imposible de atravesar.

El tiempo borró los caminos y algunos visitantes movidos por los ecos de esa extraña leyenda intentaron encontrar aquel lugar en vano. Nadie ha podido llegar más allá de un rocoso lugar donde se dice, en las noches de luna llena, una dama de rizados cabellos deposita rosas y canta una tristísima nana para exorcizar recuerdos y fantasmas.

Anónimo dijo...

Agradezco su respuesta, mi querida Ferade.
Lady Elaine abandonó la vida llevándose a la muerte un alma que vaga sin rumbo, dejando desalmados unos ojos verdes y secos de tanto llorar.
Pero ésta es otra história

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