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jueves, 13 de septiembre de 2012

El Sueño de Dante

Cuando parecía que hoy iba a ser un día de mierda. De esos en los que no sabes si tirar de una puta vez la toalla y dejarte arrastrar por la marea de la mediocridad y simplitud, de esos en los que no sabes hacia dónde mirar y en qué creer para no dejarse morir...me he encontrado por casualidad algo que no andaba buscando. Ni siquiera sabía que estaba allí pero al entrar en la sala se materializó como una revelación que me recordó todo lo que soy.

Me he encontrado por primera vez en mi vida con un cuadro Prerrafaelista. Si, la sorpresa (por que mi cerebro a tardado en asimilarlo) me ha enmudecido de la emoción/conmoción. Núnca había visto ninguno de cerca, no tuve esa suerte...En éste, conocía la temática aunque nunca había visto exactamente esa versión que Dante Gabriel Rossetti había hecho de otro cuadro más famoso que pintó mucho después: el Sueño de Dante (1871).

Cuántas horas de mi juventud me pasé en la biblioteca leyendo libros sobre los prerrafaelistas, mirando esos cuadros con devoción (en esa época en algo tenía que creer y no encontré mejor consuelo que el arte que siempre me acompañó en mi soledad alimentándome) y soñaba con que quizá algún día tendría delante de mis ojos mi cuadro favorito. Dante se ha aparecido ante mi tan colorido, tan vívido...el Sueño de Dante en la trágica hora de la muerte de Beatriz (éste es de 1856)  cuando un ángel besa la fría mejilla de Beatriz en medio del desconcierto por el desvanecimiento de todo lo que para él era belleza (la cara de Dante es todo un poema).

El sueño de Dante a la hora de la muerte de Beatriz (1856)

Mis narices han estado a dos centímetros de distancia del cuadro, lo he observado hasta el más mínimo detalle, aunque esta versión es un apunte de lo que sería el cuadro final (el ángel viste de rojo y Beatriz es una joven de cabello rizado mientras que el resto de los personajes son oscuros y tristes; en la que he tenido delante los colores son más brillantes como el dibujo de un niño con lápices de colores). Y pensar que Rossetti estuvo en este mismo lugar, delante, a la misma altura, dibujado ese trazo o aquel detalle hace 156 años...

La modelo que posó para hacer de Beatriz es Elizabeth Siddal que también sirvió de modelo para inmortalizar a la famosa Ofelia de Millais. Por su físico se convirtió en el ideal de mujer prerrafaelista: la mujer que enferma y muere de amor con un físico pálido y largos cabellos rizados y rojizos. Hay una curiosa y trágica historia detrás del cuadro: Elizabeth sufría de tuberculosis en la vida real, y Rossetti se enamoró de ella cuando la vió en el taller de su amigo Millais. Fué la mujer que inspiró su pintura y poesía. Al igual que Beatriz era la obsesión de Dante, Elizabeth lo era del propio pintor que la inmortalizó en un sin fin de cuadros incluso después de su trágica muerte.

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La Oración de Dante (Dante's Prayer)

No creía porque no podía ver.
Aunque tú viniste a mí en la noche,
cuando el amanecer parecía perdido para siempre
tú me mostraste tu amor
a la luz de las estrellas.

Aunque compartimos este humilde sendero, solos.
¡Qué frágil es el corazón!
Oh, regala alas para volar a estos pies de arcilla,
para acariciar el rostro de las estrellas.

Insufla vida a este débil corazón,
levanta este velo mortal de miedo.
Coge estas esperanzas deshechas, grabadas con lágrimas.
Nos elevamos sobre estas preocupaciones terrenales.

Dirige tu mirada hacía el océano.
Dirige tu mirada hacia el mar.
Cuando la noche oscura parezca interminable...
por favor recuérdame.

 Loreena McKennit

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Sí, hoy necesitaba un poco de soledad y de reencuentro interior. Gracias Rossetti por este cuadro, aunque la gratitud llegue con un siglo y medio de retraso.

Tienes una cita con este cuadro en la actual exposición de William Blake en el Caixa Forum de Madrid (estará hasta octubre)

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