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sábado, 8 de enero de 2011

Un día la música volvió poco a poco a mi...

 Nessun Dorma (que nadie duerma)

El príncipe desconocido
¡Que nadie duerma! ¡Que nadie duerma!
También tú, oh Princesa,
en tu fría habitación
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza.
Mas mi misterio está encerrado en mí,
Mi nombre nadie lo sabrá. No, no
Sobre tu boca lo diré
Sólo cuando la luz brille
Cuando la luz brille
¡No, no, sobre tu boca lo diré!
Y mi beso derretirá el silencio
que te hace mía.

Voces de mujeres
Su nombre nadie sabrá...
¡Y nosotras, ay, deberemos, morir, morir!

El príncipe desconocido
¡Disípate, oh noche!
¡Tramontad, estrellas! ¡Tramontad, estrellas!
¡Al alba, venceré!
¡Venceré!
¡Venceré!



Nessun Dorma, aria final de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini. Basado en un poema persa sobre una princesa que no encontraba a ningún hombre digno de ella. Por eso, un día decidió encerrarse en una fortaleza y sentenciar que sólo se entregaría al hombre que la encontrara después de pasar por varias adivinanzas y enigmas.

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