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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Roll the dice | Apuesta

Roll the dice, haz tu apuesta, juega (Charles Bukowski).
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Si vas a intentarlo,
ve hasta el final.
De lo contrario no empieces siquiera.
Tal vez suponga perder novias,
esposas, familia, trabajos
y quizás hasta la cabeza.
Tal vez suponga no comer durante
tres o cuatro días,
tal vez suponga helarte
en el banco de un parque.
Tal vez suponga la cárcel, la humillación,
el desdén y el aislamiento.
Tu aislamiento.
Todo lo demás sólo sirve para poner
a prueba tu resistencia,
tus auténticas ganas de hacerlo.
Y lo harás.
A pesar del rechazo y
de las ínfimas probabilidades,
y será mejor que cualquier cosa
que pudieras imaginar.
Si vas a intentarlo,
ve hasta el final.
No existe una sensación igual.
Estarás sólo con los dioses
y las noches arderán en llamas.

Hazlo, hazlo, hazlo.
Hazlo.
Hasta el final.

Y llevarás las riendas de la vida
hasta la risa perfecta,
es por lo único que vale
la pena luchar.

¿Así que quieres ser...?


Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.

A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.

(...)

Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.

(...)

Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.

(...)

A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.

A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.

No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.

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Charles Bukowski

sábado, 14 de septiembre de 2013

Blanca Madison

Dolía su mirada
te dolía
hasta engullir saliva
en la garganta.
Ni siquiera pudiste
encogerte de hombros.
Dolían esos ojos.
Te miraban.

Dolía su mirar de trece años
sobre crudo blancor de la almohada.
Has salido de casa,
está lloviendo.
Maldita sea la lluvia
y su mirada.

Sin lágrimas, sin miedo, sin malicia,...
tan sólo te acosaba
su mirada.
Hoy tendrás que buscarte
otros ojos de niña
que sepan que es un 
hombre
cuando miren.

Dolía su mirar de treces años
sobre el crudo blancor de la almohada.
Has salido de casa,
está lloviendo.
Maldita sea la lluvia 
y su mirada.

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domingo, 1 de septiembre de 2013

Aquel mirar altivo (primera parte)


1º  Te quiero porque 
no 
me necesitas

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AQUEL MIRAR ALTIVO,
Brillante y ominoso,
Es dardo venenoso
Que quiere herirme el pecho;
Bellezas por las que ardo,
Y están lejos de mí,
Con el rostro me hieres,
Sáname con tu risa.
Armáos, oh pupilas,
Con áspero rigor:
Regad el corazón
Con nubes de centellas.
Mas no tarden tus labios
En traerme de la muerte:
Con el rostro me hieres,
Sáname con tu risa.
Ojos bellos, alerta.
Ya os preparo el pecho:
Heridme victoriosos
Hasta que me desmaye.
Y si por tales dardos
He de ser conquistado,
Si hieres con el rostro,

Sáname con tu risa.

Claudio Monteverdi (1567-1643)