Mina: Háblame, príncipe, háblame de tu hogar.
Príncipe: El lugar más hermoso de toda la creación.
Mina: Sí, tiene que serlo. Una tierra más allá de un bosque grande y vasto, rodeada de montañas majestuosas, ubérrimos viñedos, flores de tal fragilidad y belleza como no se encuentran en ningún sitio.
Príncipe: Has descrito mi lugar como si lo conocieras perfectamente.
Mina: Es tu voz, tal vez. Es tan familiar. Es...como una voz en un sueño que no puedo situar y me conforta cuando estoy a solas....¿Y qué me cuentas de la princesa?
Príncipe: ¿Qué princesa?
Mina: Siempre hay una princesa con deslizantes vestidos blancos y su rostro, su rostro es un río. La princesa es un río lleno de lágrimas de tristeza y congoja.
Príncipe: Hubo una princesa...Elisabetta. Era la mujer más radiante de todos los imperios del mundo. El engaño humano se la arrebató a su antiguo príncipe, saltó hacia su muerte en el río del que has hablado. En mi lengua materna se le llama Arges, Río Princesa.
Drácula de Bram Stoker
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